Eugenio Casasola, reportero de El Imparcial, se obsesiona con la historia del primer asesino serial mexicano, conocido como “El Chalequero”, un delincuente real de la época del Porfiriato, con una relevancia mediática como no la hubo antes en nuestro país.
En esta novela, que transporta al lector a los últimos años de México del siglo XIX y principios del XX, Bernardo Esquinca retoma la historia de aquel asesino —y el respectivo seguimiento de la prensa— para narrar el origen de la nota roja como género periodístico, el cual puede ser un espejo de la violencia que ha sacudido a este país durante décadas.
De igual manera, el autor hace una exploración de la Ciudad de México, la cual se encuentra en plena transición de convertirse en una urbe moderna. Esta no es la primera vez que Esquinca toma a la capital como protagonista, en sus propias palabras, este sitio “se ha convertido en una obsesión” que se ha mudado a su literatura.
Con un estilo cercano a la novela negra y al género de terror, Esquinca ha mezclado en esta historia tanto a personajes históricos como ficticios, en un relato que tiene ciertas resonancias de nuestro presente.
Carne de Ataúd, Bernardo Esquinca, Almadía, 2016, 290 páginas
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