Un relato imperdible

“Mi padre no accedió a comprarme un muñeco de Bart Simpson. Y eso que mi madre sí quería, pero mi padre no cedió y dijo que soy un caprichoso”, dice Yoavi, el joven narrador encargado de relatar esta historia, incluida originalmente en el libro Extrañando a Kissinger.

Obsesionado con la pequeña figura, el niño decide seguir una serie de condiciones impuestas por su padre para ganarse unos cuantos shekels cada día para, al final, poder comprar el juguete. Por ejemplo, una taza de cacao con nata por la mañana es igual a un shekel, y sin nata, medio shekel.

Así, con constancia y sacrificios, Yoavi va reuniendo poco a poco el dinero que necesita para comprar ese muñeco con el que tanto ha soñado, y, de paso, como dice su padre, crece para ser una persona de bien y no un maleante.

Pero, al mismo tiempo, también crece su cariño por el cerdito en el que va guardando su dinero. Su amor por él es tal que incluso ha decidido llamarlo Pesajson y lo cuida mucho más que al resto de sus juguetes porque, aunque sabe que es más tranquilo, también está muy claro que es más frágil.

En este divertido y enternecedor relato, que cuenta con unas hermosas ilustraciones de David Polonsky, Etgar Keret aprovecha para hablar sobre el valor de la amistad, el amor, el compañerismo y el cuidado, y ofrece a los lectores un final completamente inesperado que hace reír y sentir ternura en dosis similares.

Romper el cerdito, Etgar Keret y David Polonsky, Sexto Piso, México, 2016, 32 páginas

TEXTO POR: FERNANDO HERNÁNDEZ URÍAS